La gente que se plantea refinanciar su hipoteca es para modificar su actual préstamo hipotecario. Ya sea porque se encuentren en una mejor situación económica y quieran reducir los intereses del préstamo; o porque estén en una peor situación que cuando empezaron la hipoteca y quieran reducir el importe mensual a pagar (aunque esto comporte acabar pagando más a la larga).
Para hacer este cambio, lo que se hace es pedir un nuevo préstamo que liquida el primero. Quedará parecido al anterior pero con algunas diferencias, que son justamente las que se están buscando. Estos cambios pueden venir por la obtención de una nueva tasa de interés, un plazo más corto o un pago mensual más corto; dependiendo de la situación.
Por si hace falta decirlo, no puedes elegir tú las nuevas condiciones que te den la gana. Quiero decir, que tienen que ser pactadas con el banco (u entidad financiera) que te conceda el nuevo préstamo hipotecario. Si no fuese así, podrías ponerte tú mismo unas condiciones irrisorias a tu favor. Además, es bueno saber que quien te conceda el nuevo préstamo no tiene por qué ser el mismo banco, puede ser otro. Este es el motivo por el cual puedes obtener unas mejores condiciones, porque los bancos compiten entre sí para ver quién se queda contigo como cliente.
Por otro lado, realizar este cambio no es gratis, por lo que si quisieras estar cambiándolas constantemente acabarías perdiendo más dinero del que ibas a ganar con el cambio. A continuación veremos las situaciones en las que es lógico (recomendable) proceder a refinanciar la hipoteca.
Cuando tu situación económica ha empeorado
Puede ser que actualmente tu situación económica haya empeorado respecto a cuando empezaste la hipoteca, ya sea por pérdida del trabajo, la aparición de unos gastos inesperados u otros motivos. En este caso, una cosa que puedes hacer para hacer frente a este periodo es pedir refinanciar la hipoteca a tu banco.
El objetivo es que tu cuota mensual se reduzca. Sin embargo, esto conlleva a que a la larga habrás pagado más intereses… ese es el trato.
En la mayoría de casos la solución acaba siendo alargar el plazo de amortización de la hipoteca. Es decir, si en este momento te quedaban 120 cuotas de 1.000€ por pagar, puedes pasar a pagar 800€ mensuales a cambio de tener aún 170 cuotas por pagar (ejemplo inventado). Como puedes ver, a la larga acabas pagando más dinero, pero a cambio percibes un alivio en tus cuotas mensuales.
Otra opción es solicitar una reunificación de deudas. Si tienes otras líneas de crédito de menor tamaño (como tarjetas de crédito, pequeños préstamos, financiaciones especiales, etc) puedes aprovechar para pedir una cuota mensual más baja.
Básicamente, la reunificación de deudas consiste en agrupar distintos préstamos con distintos intereses que tengas en uno solo. ¿La ventaja? Que en vez de pagar cada mes la suma de todos esos préstamos (que es lo que estás haciendo ahora mismo) pasas a pagar una cantidad menor a costa de incrementar el plazo de amortización. ¿La desventaja? como estás más tiempo pagando esa deuda, pagarás más intereses.
Si todos estos otros préstamos los tienes con el mismo banco, será más sencillo tramitarlo, ya que el mismo banco tiene toda la información que necesita y puede encargarse de buena parte del papeleo. Pero si tienes distintos préstamos con distintas entidades financieras y distintos intereses, también puedes hacerlo. Necesitarás una de las empresas especializadas que se hacen llamar mediadoras.
Los bancos prefieren que vayas pagando el endeudamiento asumido a que te encuentres en una situación en la que no les puedas pagar más. Así que no tengas miedo en pedir que te mejoren las condiciones dada tu situación.
Otra opción es pedir un periodo de carencia. En la negociación de la refinanciación no es muy habitual, pero si cumples con ciertos requisitos, la podrás conseguir. Un periodo de carencia, como su nombre indica, consiste en dejar de pagar las mensualidades del préstamo durante un tiempo, en el mejor de los casos 12 meses. Puedes acogerte a un periodo de carencia si se está produciendo una falta de ingresos temporal (total o parcial) o una puntual menor actividad en caso de los trabajadores autónomos.
Cuando tu situación económica ha mejorado
El objetivo es el coste final de tu préstamo hipotecario se reduzca. Esto conlleva a que actualmente pagues más, pero como estarás menos tiempo con la deuda, una vez finalizada resultará que habrás pagado menos dinero por el préstamo hipotecario ya que habrás pagado menos intereses, en comparación con tu situación inicial del préstamo.
El concepto es sencillo, se aumenta el importe de las mensualidades para que el préstamo acabe devolviéndose antes de lo previsto inicialmente y consecuentemente se acaben pagando menos intereses que lo previsto inicialmente.
Otra opción, aunque no se trata de refinanciar la hipoteca, es liquidar la deuda. Si tienes disponible la liquidez para pagar lo que te falta del préstamo hipotecario, puedes. Te costará el 2% de dicha suma que te quede pendiente por pagar. Si lo haces, tendrás el alivio psicológico de no tener más la hipoteca a tus espaldas.
Pero viéndolo desde otro punto de vista ¿seguro que quieres liquidar tu préstamo hipotecario? Los préstamos hipotecarios se caracterizan por tener unos intereses relativamente bajos (comparados con otros productos financieros); por lo que si usas ese excedente de liquidez como inversión, podrás sacarle mayor rentabilidad a “cancelar los intereses” de la hipoteca. O si necesitases dinero para un proyecto personal, mejor usar el tuyo manteniendo los bajos intereses de la hipoteca…que haber “cancelado los intereses” de la hipoteca y ahora pedir dinero para dicho préstamo personal y que te impongan unos intereses significativamente más elevados ¿no crees?
Cuando has encontrado una oferta mejor
Refinanciar la hipoteca te puede ir muy bien indistintamente de si las cosas os van mejor o peor, una refinanciación del préstamo hipotecario es una buena opción si encuentras una oferta de hipoteca mejor a la que tenéis actualmente.
Puede ser porque cuando empezasteis con vuestra actual hipoteca la economía iba viento en popa y los bancos eran más estrictos con sus condiciones. En cambio si ahora la economía pasa por un bache y las hipotecas están bajas (refiriéndome a que los intereses para préstamos hipotecarios están bajos en comparación a otros años), entonces podrías encontrar en tu mismo banco o en otros unas mejores condiciones que tu actual préstamo. En este caso puedes ponerte en contacto con el banco con el que tienes el préstamo y empezar la negociación.
El banco también tendrá interés en la refinanciación porque de lo contrario podría perderte como cliente (si otro banco si que os ofreciera dichas mejores condiciones).
De todos modos y como te comentaba antes, realizar esta operación no es gratis, el coste aproximado es del 2% sobre el importe demandado así que tendrás que hacer números a ver si te sale a cuenta o no. Tanto si es para seguir con tu banco o en otro este cambio de va a suponer dicho coste aproximado.
Conclusión de refinanciar la hipoteca
Refinanciar tu hipoteca no es siempre aconsejable. Depende de la situación de cada uno y por eso existe: como solución a distintos escenarios.
Cuando se concede el préstamo hipotecario, suele hacerse por varios años (15, 20, 30…) y es normal que en ese tiempo la situación financiera pueda cambiar; tanto del prestador, como del prestatario, como de la economía nacional, mundial, como del propio dinero. Por eso existe esta opción que pretende ajustarse a dichos cambios.
Si las cosas te van mejor que al principio, puedes plantear saldar más rápido tu deuda con el banco. Si las cosas te van peor, puedes plantear alargar la deuda para sobrellevar mejor la situación. En ambos casos representa una mejora.
Al final lo que tienes que tener en cuenta es lo siguiente:
Mientras tengas dinero del banco prestado, le pagarás intereses por él. Cuanto antes le devuelvas su dinero, antes dejarás de pagarle intereses por tenerlo.
La Fragata Financiera
Y si lo vemos desde la perspectiva de los bancos, a ellos también les interesa negociar una refinanciación en caso de que sea justificada.
¿Por qué?
Por una parte, porque prefieren que vayas pagando el endeudamiento asumido a que te veas en una situación en la que no puedas pagar más.
Por otra parte, harán lo que sea para mantenerte como cliente (mientras no pierdan dinero al largo plazo; o en ocasiones, aún así). Ya que no existe un único banco que conceda hipotecas (o mejor dicho, préstamos hipotecarios), la competencia es real. Intentarán tenerte contento y venderte sus productos y servicios financieros a precios ajustados al mercado. Lo malo de esto, es que a veces pueden enredarte con vocabulario del sector y/o cifras a las que no estás acostumbrado (tal vez con mala fe o tal vez no) y eso puede hacer que no consigas la mejor oferta del mercado en relación calidad/precio.
Además, cuando estés informándote en los bancos no olvides solicitar más de una simulación, al mismo banco y a otros. Así podrás ver distintos escenarios y ver cuál es el que mejor os encaja.
Por último, no olvides que la operación de realizar una refinanciación no es gratis. Así que cuando calcules si te va a salir a cuenta o no, ten en cuenta el coste de la propia operación de hacer el cambio, que suele rondar el 2% sobre el importe demandado.